El campo en Estados Unidos: el USDA publicó directrices del programa 45Z


El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha dado un paso crucial para la implementación del nuevo programa 45Z, diseñado para subsidiar la producción de biocombustibles en el país. Tras meses de espera, el martes 15 de enero se publicaron las directrices técnicas que determinan cómo deben ser los cultivos agrícolas utilizados como materia prima en la producción de bioetanol y biodiésel. Esta normativa establece prácticas agrícolas de “baja intensidad de carbono” como requisito para acceder a los créditos fiscales.

Un marco para cultivos con huella de carbono reducida

El programa 45Z representa un cambio significativo respecto al régimen anterior. Mientras que antes los créditos fiscales se otorgaban según parámetros nominales, ahora se exige que los biocombustibles se produzcan con cultivos que cumplan criterios específicos de baja huella de carbono. Esto incluye prácticas de agricultura climáticamente inteligente (CSA, por sus siglas en inglés), como siembra directa, cultivos de cobertura y gestión eficiente de nutrientes, incluyendo el uso de inhibidores de nitrificación.

El marco regulatorio abarca cultivos clave como maíz, soja y sorgo, e incentiva a los productores a adoptar medidas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero o incrementen el secuestro de carbono. Según el USDA, los agricultores tienen la flexibilidad de implementar estas prácticas de forma individual o combinada, adaptándolas a sus operaciones mientras se mantienen dentro de los estándares de sostenibilidad requeridos.

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Una herramienta para medir la intensidad de carbono

Para apoyar a los productores, el USDA lanzará una versión beta de una “calculadora de intensidad de carbono de materia prima” (USDA FD-CIC), que permitirá a los agricultores calcular la huella de carbono de sus cultivos. Esta herramienta estará disponible durante un período de prueba de dos meses, tiempo en el cual se recopilarán comentarios públicos y revisiones técnicas antes de su implementación final.

El USDA enfatizó que los valores de la calculadora deben considerarse preliminares hasta su aprobación definitiva. Este enfoque participativo busca garantizar que el sistema sea preciso y funcional para las necesidades de los productores agrícolas y la industria de biocombustibles.

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Reacciones del sector agrícola y la industria

La publicación de las directrices ha generado alivio en el sector agropecuario estadounidense, particularmente ante el cambio de administración presidencial que ocurrirá el 20 de enero con la asunción de Donald Trump. Tanto la Asociación de Combustibles Renovables (RFA) como Growth Energy, las principales entidades representativas de la industria de biocombustibles, han expresado su respaldo al programa 45Z.

Geoff Cooper, presidente de la RFA, destacó que este marco normativo abre nuevas oportunidades económicas para los agricultores al integrar los mercados de carbono y mejorar los ingresos rurales. Por su parte, Emily Skor, directora ejecutiva de Growth Energy, instó a la próxima administración a utilizar estas directrices para revitalizar las comunidades rurales mediante la promoción de prácticas agrícolas regenerativas.

Monte Shaw, director de la Asociación de Combustibles Renovables de Iowa (IRFA), también aplaudió la medida, señalando que los nuevos criterios son más inclusivos y adaptados a las características agrícolas de cada región. Además, subrayó el potencial del programa para influir en políticas estatales y federales relacionadas con combustibles limpios, así como en iniciativas internacionales de carbono.

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El programa 45Z marca un avance significativo hacia la sostenibilidad en la agricultura y la producción de biocombustibles en Estados Unidos. Al incentivar prácticas agrícolas que reduzcan la huella de carbono, no solo se promueve una industria energética más limpia, sino que también se abren nuevas oportunidades económicas para los productores rurales.

Con el lanzamiento de las directrices y herramientas como la calculadora de intensidad de carbono, el USDA establece las bases para un sistema que equilibra los objetivos ambientales y económicos, fortaleciendo la posición de Estados Unidos como líder en innovación sostenible. La implementación exitosa de este programa será clave para el futuro de la agricultura climáticamente inteligente y la transición hacia una economía de bajas emisiones.