Brucelosis bovina: principales preguntas y recomendaciones


La brucelosis bovina, también conocida como aborto infeccioso, es una enfermedad infectocontagiosa de gran relevancia en la ganadería, especialmente en ganaderías de cría y leche. Esta enfermedad, causada por la bacteria Brucella abortus, afecta a los bovinos y también a otras especies animales que conviven con ellos, como búfalos, porcinos, ovinos y caprinos.

Además, la brucelosis es una zoonosis, es decir, puede transmitirse a los humanos, representando un riesgo significativo para las personas que trabajan en contacto directo con animales infectados o sus derivados, como los ganaderos, ordeñadores, veterinarios y consumidores de productos lácteos crudos.

A raíz de los cambios en el Plan Nacional de Control y Erradicación de Brucelosis Bovina, establecidos por la Resolución 957/2024 de Senasa, repasamos los principales aspectos a tener en cuenta sobre una enfermedad que afecta a los productores ganaderos.

¿Qué es la brucelosis bovina?

La brucelosis bovina es una enfermedad bacteriana que persiste principalmente en animales sexualmente adultos. Se caracteriza por causar abortos, nacimientos de terneros débiles y otras complicaciones reproductivas en el ganado. En los machos, la enfermedad puede llevar a infertilidad, disminución de la libido, inflamación o atrofia de los testículos, y en algunos casos, artritis. Estas consecuencias, además de la reducción en la producción de leche y la necesidad de eliminar animales enfermos, representan pérdidas económicas significativas para la industria ganadera.

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¿Cómo se transmite la brucelosis?

La transmisión de la brucelosis bovina en los animales ocurre principalmente por vía digestiva, cuando los bovinos consumen o lamen pastos, placentas, fetos abortados o descargas vaginales contaminadas. También puede transmitirse a través de la leche infectada que se da a los terneros. La introducción de animales infectados en un predio, sin un adecuado chequeo sanitario, es una de las formas más comunes de diseminar la enfermedad. Además, el contacto con animales enfermos en ferias, remates y otras concentraciones de ganado, así como la presencia de perros contaminados procedentes de otras fincas, también contribuyen a la propagación de la enfermedad.

En los humanos, la brucelosis puede transmitirse mediante la manipulación de fetos abortados, placentas, líquidos fetales o a través del consumo de leche no pasteurizada procedente de animales infectados. Los grupos más expuestos son aquellos que trabajan directamente con animales o productos derivados de ellos, como ganaderos, ordeñadores, veterinarios, y consumidores de productos lácteos crudos.

Impacto de la brucelosis en la ganadería

La brucelosis bovina es responsable de significativas pérdidas económicas y reproductivas en la ganadería. Los abortos y los nacimientos de terneros débiles o muertos reducen la productividad del rebaño. Además, la enfermedad prolonga el tiempo entre partos, disminuye la producción de leche y, en los machos, puede causar infertilidad. Los costos asociados con el tratamiento de animales enfermos, que a menudo son ineficaces, y la necesidad de eliminar animales infectados, agravan aún más las pérdidas económicas. En resumen, la brucelosis no solo afecta la salud animal, sino que también compromete la viabilidad económica de los establecimientos ganaderos.

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Diagnóstico y prevención

El diagnóstico de la brucelosis bovina solo puede realizarse mediante pruebas de laboratorio, que incluyen pruebas bacteriológicas en fetos abortados y muestras de placenta, así como pruebas de suero sanguíneo o leche. Para prevenir la entrada de la brucelosis en un predio ganadero, es fundamental vacunar a todas las terneras entre los 3 y 8 meses de edad, siguiendo los ciclos establecidos por las autoridades sanitarias y utilizando las vacunas autorizadas, como la Cepa 19 o la Cepa RB 51. Es crucial no vacunar a hembras adultas con la Cepa 19, ni a machos de ninguna edad, ni a animales de otras especies.

Además, es esencial realizar exámenes diagnósticos regulares para conocer el estado sanitario de los animales y eliminar aquellos que resulten positivos a brucelosis, para evitar la propagación de la enfermedad. También es importante que solo se ingresen al predio animales previamente examinados y con resultados negativos a brucelosis bovina. La implementación de un plan de bioseguridad basado en acciones de limpieza, desinfección y control de plagas, junto con la notificación a las autoridades sanitarias en caso de abortos o sospechas de brucelosis, son medidas clave para controlar y prevenir la enfermedad.

Conclusión

La brucelosis es una enfermedad que, si bien afecta directamente a los animales, tiene repercusiones significativas en la salud pública y en la economía ganadera. La implementación de medidas de control, como la vacunación y el manejo adecuado de los animales, que está atacando Senasa con su programa nacional, es crucial para mitigar sus efectos y garantizar la sostenibilidad de la producción ganadera.