Alertan que se pierde biodiversidad en el campo por quitar alambrados
En los últimos 20 años, la expansión del campo en la región de la Pampa Ondulada impulsó la remoción de 1.270 kilómetros de alambrados que afectó la biodiversidad. Esta tendencia, motivada por el deseo de optimizar la producción y aumentar el tamaño de los lotes, generó preocupaciones sobre la pérdida de biodiversidad y la alteración de los ecosistemas rurales.
Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) revela que la eliminación de alambrados en esta región no solo impacta la protección de los cultivos, sino también los refugios naturales de plantas y animales. Esta transformación afecta la calidad y cantidad de especies vegetales y animales que dependen de estos espacios para subsistir.
La transformación del campo
Con el avance de la tecnología agrícola, las prácticas de producción evolucionaron. El uso de maquinarias más grandes y la implementación de sistemas de riego promovieron la creación de lotes más extensos. Para facilitar este proceso, los productores eliminaron alambrados internos, lo que permite una mayor superficie cultivable, pero al mismo tiempo, elimina zonas que antes actuaban como refugios para la fauna y flora autóctona.
Según la investigación, liderada por Ailén Federico, becaria doctoral del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Hurlingham, se observó que las áreas donde se cruzan alambrados contienen un 21% más de especies vegetales que los segmentos lineales. Este hallazgo destaca la importancia de los alambrados en la conservación de la biodiversidad, ya que actúan como corredores naturales para el crecimiento de la vegetación y la dispersión de semillas.
La pérdida de biodiversidad y el aumento de malezas
Entre 2004 y 2019, el estudio encontró que el 57% de los alambrados en las cuencas de los ríos Arrecifes y Tala fueron removidos. Como resultado, varias especies vegetales nativas, como la verbena, la hierba mora y la campanilla roja, desaparecieron de estas zonas. Esta disminución de especies facilita la proliferación de plantas que toleran herbicidas, como el nabo o el yuyo colorado, lo que complica el manejo agronómico de los campos.
La reducción de la diversidad vegetal también afecta a la agricultura. Federico subraya que las plantas que crecen en torno a los alambrados desempeñan un papel crucial en la polinización y en el control de plagas, servicios ecosistémicos esenciales para la productividad agrícola. La pérdida de estos refugios naturales puede tener consecuencias negativas para la estabilidad de los agroecosistemas.
La importancia de las encrucijadas y la biodiversidad
El estudio también analizó las encrucijadas de alambrados, es decir, los puntos donde se cruzan dos o más cercos. Estas áreas son menos accesibles para las maquinarias agrícolas, lo que las convierte en zonas donde la diversidad animal y vegetal se ve menos perturbada. En comparación con las secciones lineales, estas encrucijadas albergan un 21% más de especies vegetales, lo que las convierte en espacios vitales para la preservación de la biodiversidad.
Las encrucijadas favorecen el establecimiento de especies como la cebadilla y el raigrás, que encuentran en estos espacios las condiciones ideales para crecer y reproducirse. La conservación de estos puntos de biodiversidad es crucial para el mantenimiento de los ecosistemas agrícolas, que dependen de estos espacios para equilibrar la flora y fauna del entorno.
Proyecciones y conclusiones
La investigación de Federico destaca la necesidad de profundizar en el estudio de las especies que habitan los paisajes agrícolas y su interacción con los sistemas productivos. Conocer mejor cómo afectan las prácticas agrícolas, como la eliminación de alambrados, a la biodiversidad y a los insectos que controlan plagas y polinizan cultivos es fundamental para optimizar la producción sin comprometer los servicios ecosistémicos.
La especialista concluye que la remoción de alambrados no solo compromete la biodiversidad, sino que también puede tener consecuencias negativas para la agricultura a largo plazo. Mantener estos elementos en el paisaje agrícola es esencial para preservar los servicios ecosistémicos que sostienen la productividad de los campos y la salud de los agroecosistemas.
En definitiva, este estudio advierte sobre la importancia de equilibrar el crecimiento agrícola con la conservación ambiental, un desafío crucial para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sector agropecuario argentino.