Argentina importa soja desde Estados Unidos


La compra de soja estadounidense por parte de Argentina, uno de los mayores exportadores mundiales de productos procesados de soja, ha llamado la atención del mercado internacional. Bloomberg tituló este lunes: “La soja estadounidense es tan barata que hasta su rival Argentina la compra”, reflejando un fenómeno poco común pero no sin precedentes. La última vez que sucedió algo similar fue en 2019, bajo condiciones económicas similares.

El cable de Bloomberg señala que, ante el derrumbe de los precios de la soja en Estados Unidos, Argentina decidió importar 88.400 toneladas métricas de porotos de soja desde los puertos de Nueva Orleans. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la transacción se cerró en U$S 395 por tonelada, unos 16 dólares menos que el precio de la soja argentina, lo que representa una oportunidad de negocio para las industrias aceiteras locales, pese al elevado costo de flete.

Un negocio atípico pero estratégico

Aunque la noticia puede parecer sorprendente, no es la primera vez que Argentina recurre a soja extranjera para mantener la actividad en su industria aceitera. Este sector ha experimentado en los últimos años una gran capacidad ociosa, consecuencia de las expansiones industriales de las últimas dos décadas que no han ido a la par con el crecimiento de la producción agrícola. Las compañías como Viterra Inc. de Glencore, Cargill Inc., y Louis Dreyfus Co., que dominan el procesamiento de soja en Argentina, han recurrido históricamente a importaciones de países vecinos como Paraguay y Brasil, para compensar los faltantes locales.

En 2023, las importaciones de soja paraguaya fueron récord, impulsadas por la sequía que afectó a la producción nacional. Sin embargo, en 2024, una buena cosecha de soja en Argentina ha sido insuficiente para compensar la capacidad ociosa, por lo que las importaciones continúan siendo clave para mantener los niveles de actividad. Además, las dificultades logísticas debido a los bajos niveles de agua en el Río Paraná, que complican los envíos desde Paraguay, parecen haber abierto una nueva oportunidad para las importaciones desde Estados Unidos.

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El contexto de la operación

La caída de los precios internacionales es el principal factor que explica esta transacción. Actualmente, Estados Unidos se encuentra en plena cosecha de soja, y se espera que los volúmenes sean récord, lo que ha presionado los precios a la baja. Según Commodity3, el costo de la soja estadounidense en este momento es uno de los más bajos del mundo, lo que ha llevado a las fábricas argentinas a considerar la importación del grano, aun con el elevado costo logístico que implica traer el producto desde Norteamérica.

John Baize, analista independiente y asesor del Consejo de Exportación de Soja de Estados Unidos, expresó su sorpresa ante la noticia. “Me sorprendió muchísimo”, dijo a Bloomberg, al destacar lo inusual de esta operación.

Impacto en la industria y desafíos logísticos

Las dificultades para importar soja desde Paraguay debido a los bajos niveles de agua en el Río Paraná han limitado las barcazas que tradicionalmente transportan el grano hacia Argentina. Esta situación, junto con la caída en los precios de la soja estadounidense, parece haber sido el catalizador para que el país sudamericano considere la importación desde Estados Unidos. No obstante, Baize no descarta la posibilidad de que la información sobre esta venta pudiera contener errores, aunque el USDA no ha respondido a consultas sobre la transacción.

El contexto en el que se realiza esta operación revela las complejidades que enfrenta la industria aceitera argentina. Las distorsiones cambiarias, los altos impuestos y la falta de previsibilidad económica han afectado a los productores locales, lo que ha generado una dependencia de la materia prima extranjera para mantener la producción de harina y aceite de soja, productos de los cuales Argentina es líder mundial en exportación.

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La compra de soja estadounidense por parte de Argentina subraya la flexibilidad y pragmatismo de las industrias locales en su búsqueda por mantener niveles competitivos de producción, incluso si eso implica comprar soja a uno de sus principales rivales en el mercado internacional. Aunque esta operación es inusual, no es inédita, y refleja las dinámicas cambiantes del mercado global de commodities, donde los precios, las condiciones logísticas y las necesidades industriales juegan un rol clave en la toma de decisiones.

Con una cosecha récord en Estados Unidos y un contexto internacional de precios bajos, no se descarta que nuevas operaciones de este tipo puedan concretarse en los próximos meses, dependiendo de cómo evolucionen los precios y las condiciones logísticas en la región.