Alfalfa: de competir con la soja a conquistar Medio Oriente
La alfalfa es uno de los cultivos que, a pesar de no tener la misma visibilidad que la soja en Argentina, está ganando terreno de manera notable en el mercado internacional, particularmente en Medio Oriente. Alfredo Abboud, CEO de Compañía Argentina de Alfalfas y Forrajes (CADAF), lo describe como un cultivo con un “potencial altísimo”, que se está posicionando como un recurso valioso en la agroindustria nacional. El crecimiento de esta actividad, impulsado por inversiones locales y extranjeras, refleja la importancia estratégica que está alcanzando este cultivo en el país.
Argentina es uno de los principales productores de este cultivo del mundo, con más de 3,5 millones de hectáreas sembradas. Sin embargo, a pesar de su producción masiva, el país no tiene un gran peso en el mercado de henificación, un sector que según Abboud tiene “un potencial altísimo”. En su planta de 5.700 metros cuadrados en San Francisco, Córdoba, CADAF procesa 60.000 toneladas anuales y posee un acopio de 9.000 toneladas. Una parte de esta producción se destina a la exportación y otra se utiliza en los tambos locales, especialmente en grandes establecimientos que buscan optimizar su eficiencia productiva.
El proceso de henificación del cultivo permite convertirla en un producto más estable y fácil de transportar. CADAF, por ejemplo, transforma henos de 550 kg en megafardos de hasta 900 kg, lo que optimiza el costo logístico y facilita la exportación a países de Medio Oriente, como Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Qatar y Kuwait. La proximidad de la planta a una vía de tren también contribuye a la eficiencia del transporte hacia los puertos.
Alfalfa versus soja: ¿Cuál es más rentable?
Abboud asegura que, con las condiciones actuales, la alfalfa es más rentable que la soja. Destaca que, a diferencia de otros cultivos, la alfalfa permite realizar varios cortes por campaña, lo que genera ingresos en distintos momentos del año. Si bien el rendimiento varía según la zona, el clima y las condiciones del suelo, se estima que una hectárea bien fertilizada puede producir entre 20 y 30 toneladas anuales. A diferencia de otros cultivos, no siempre se vende por volumen, sino por peso, lo que hace que la calidad del corte sea un factor determinante.
Una de las claves para obtener una buena cosecha de alfalfa es la fertilización. Aunque no es común en la agricultura tradicional de la región, fertilizar la alfalfa puede marcar la diferencia en el rendimiento por hectárea. Abboud enfatiza que, como en otros cultivos, es esencial fertilizar este cultivo para mejorar el rendimiento y la durabilidad del cultivo. Además, el momento adecuado para cortar la alfalfa, entre el pre botón floral y el botón floral, es esencial para maximizar su calidad y peso.
El mercado global y local de la alfalfa
El mercado de la alfalfa está experimentando un crecimiento significativo. En 2023, las exportaciones de este cultivo alcanzaron los 47,93 millones de dólares, lo que representa un incremento del 11,9% con respecto al año anterior. El aumento en las exportaciones refleja el creciente interés por la alfalfa argentina, especialmente en los mercados de Medio Oriente, que se han convertido en un destino clave para la exportación de megafardos.
Además de CADAF, existen otras importantes industrias en Córdoba, como Alfacal en Calchín y Fondomonte, una planta de capitales saudíes en San Vicente. También hay instalaciones en otras provincias, como Santiago del Estero, Bahía Blanca y San Luis, lo que indica la expansión y diversificación de la industria en todo el país.
Argentina se posiciona como el segundo productor mundial de alfalfa en términos de hectáreas sembradas, solo por detrás de Estados Unidos. La calidad de la alfalfa argentina, especialmente los megafardos, es reconocida a nivel mundial, lo que la convierte en una competencia directa del gigante productor estadounidense. Sin embargo, el potencial no solo radica en la exportación, sino también en mejorar la eficiencia de los sistemas de producción locales. En los tambos lecheros, por ejemplo, la alfalfa de calidad puede incrementar significativamente la producción de leche, lo que refuerza su valor en el mercado interno.
Abboud concluye que la alfalfa, cuando es de calidad, tiene un mercado asegurado tanto a nivel local como internacional, lo que permite su venta durante todo el año. Con la creciente demanda global y el desarrollo de nuevas tecnologías en la producción, este cultivo está listo para seguir expandiéndose y consolidarse como uno de los pilares de la agroindustria argentina.