Alfalfa: alertan por el gusano blanco que afecta el cultivo
En el centro-este de La Pampa, se registraron daños significativos en cultivos de alfalfa debido a la actividad del gusano blanco, llamado Bothynus striatellus, afectando unas 80 hectáreas durante una reciente campaña. Esta plaga, cuyas larvas son fácilmente confundibles con las del conocido “bicho torito” (Dilobderus abderus), generó preocupación en la región, especialmente porque su ecología y ciclo de vida son aún poco conocidos.
Identificación del gusano blanco, Bothynus striatellus
El Bothynus striatellus pertenece al grupo de los llamados “gusanos blancos”, insectos de suelo que, en su etapa larval, pueden causar daños importantes en cultivos como la alfalfa. Aunque el daño más conocido en estos cultivos proviene de D. abderus, este nuevo coleóptero demostró tener una capacidad de destrucción comparable o incluso superior.
Investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Pampa, junto con el CONICET, estuvieron monitoreando esta especie y destacaron dos características clave para diferenciar las larvas de B. striatellus de las de D. abderus. La primera es que el raster de B. striatellus tiene pocas “barbas” (pelos largos) y está cubierto en su mayoría por setas espinosas, mientras que el primer segmento de la antena presenta dos setas ausentes en las larvas de D. abderus.
Ciclo de vida y daños observados en alfalfa
El ciclo de vida del Bothynus striatellus aún está en estudio. Se observó que los adultos están presentes entre noviembre y febrero, los huevos entre diciembre y enero, y las larvas (en su tercera etapa, L3) son activas de marzo a octubre, causando los daños más significativos.
Los daños en las campañas de 2021 y 2022 incluyeron el levantamiento de plántulas de alfalfa y la cobertura de estas con tierra, lo que inhibió su crecimiento y resultó en la pérdida de plantas. Esta actividad larval fue más intensa tras las lluvias, cuando se observaron más montículos y galerías en el suelo. Las larvas, que alcanzaron longitudes de hasta 55 mm, se encontraron a profundidades de 15 a 25 cm, y en algunos casos, hasta 60 cm.
Recomendaciones para el manejo y monitoreo
Para monitorear esta plaga, los expertos sugieren realizar muestreos de suelo similares a los usados para detectar al bicho torito. Se recomienda tomar entre 5 y 10 muestras por lote utilizando un aro de 25 cm por 50 cm y profundizando hasta 30 cm, evaluando la muestra en un paño blanco. Los indicios de la presencia de Bothynus striatellus incluyen montículos de tierra creados por las larvas mientras excavan galerías en el suelo.
En cuanto al control químico, aunque se podrían usar productos similares a los recomendados para D. abderus, todavía no existen recomendaciones claras para esta especie en particular. La experiencia de productores locales demostró que el uso de curasemillas no fue efectivo para controlar la plaga.
Un desafío emergente
El descubrimiento de Bothynus striatellus como una nueva amenaza para la alfalfa en Argentina resalta la importancia de la vigilancia continua sobre plagas emergentes. Aunque su ciclo de vida y su capacidad de daño aún se están investigando, los brotes recientes subrayan la necesidad de desarrollar estrategias de manejo efectivas para evitar pérdidas significativas en los cultivos.
Este hallazgo plantea nuevos desafíos para el sector agropecuario y abre la puerta a futuras investigaciones para comprender mejor los hábitos y el comportamiento de esta plaga, con el fin de minimizar su impacto en las zonas agrícolas.