Agricultura espacial: crean en Nebraska el primer centro de investigación
Dos científicos de la Universidad de Nebraska, Yufeng Ge y Santosh Pitla, están explorando la agricultura espacial y las formas de alimentar a los primeros asentamientos humanos en la Luna o Marte. Con grandes avances en investigación espacial, su proyecto ha obtenido una beca Grand Challenges de dos años, con el ambicioso objetivo de desarrollar formas sustentables de cultivar alimentos en estaciones espaciales. Para lograrlo, han formado el Consorcio de Espacio, Política, Agricultura, Clima y Medio Ambiente Extremo (SPACE).
Uno de sus primeros objetivos es establecer un centro en la Universidad de Nebraska dedicado a la agricultura espacial, destacando que ninguna universidad estadounidense cuenta con un espacio exclusivo para este estudio. Nebraska, un estado con una vasta experiencia agrícola, sería el lugar ideal, según Pitla, profesor de ingeniería de sistemas biológicos. La experiencia multidisciplinaria de la universidad, como el Instituto Daugherty Water for Food Global, que estudia cómo producir más alimentos con menos agua, será clave en estos desarrollos.
Ge ha trabajado en sensores para la agricultura que permiten la aplicación eficiente de fertilizantes y agua, tecnologías que serían aún más valiosas en el espacio. Por su parte, Pitla ha liderado el desarrollo de robots autónomos, como el Flex-Ro, diseñados para sembrar de manera automatizada. Estos robots podrían desempeñar un papel crucial antes de que los humanos lleguen a Marte, estableciendo invernaderos automatizados que cultiven alimentos de forma autónoma.
El consorcio también incluye el trabajo del Centro de Innovación de Invernaderos, donde se investiga el mejoramiento de cultivos para resistir temperaturas extremas y sequías mediante cámaras infrarrojas y análisis impulsados por IA. Las similitudes entre estos estudios y lo que se necesitará para cultivar en el espacio son notables, según David Jones, profesor de ingeniería de sistemas biológicos.
Además, el consorcio ha considerado aspectos menos evidentes pero cruciales, como la legalidad del espacio. Para esto, han involucrado a colegas de la Facultad de Derecho de Nebraska, que lideran investigaciones sobre propiedad espacial.
El desafío de alimentar una tripulación en el espacio es enorme. Por ejemplo, una misión de cuatro personas a Marte necesitaría transportar más de 11.900 kilos de alimentos para un viaje de tres comidas diarias. Esto refuerza la necesidad de cultivar plantas en el trayecto, usando tecnologías como hidroponía y aeroponía, que requieren menos recursos y son más sostenibles.
Ge considera que será necesario combinar múltiples tecnologías, ya que ninguna predominará por completo. Sin embargo, estas tecnologías deberán ajustarse a un sistema de circuito cerrado, donde el reciclaje de agua y nutrientes es esencial, algo que difiere de los sistemas lineales en la Tierra.
Además, las condiciones extremas en Marte, como menor luz solar, alta radiación y fluctuaciones de temperatura, suman complejidad. Marte tiene sólo el 38% de la gravedad de la Tierra, lo que afectará aspectos cruciales como el riego y la siembra, requiriendo soluciones tecnológicas que demandarán mucha energía para compensar la baja gravedad.
Este proyecto pionero podría revolucionar la forma en que los seres humanos se alimentarán en futuros asentamientos espaciales, enfrentando retos nunca antes vistos.