Agricultura 2025: Recomendaciones para mitigar la compactación del suelo ante el inicio de la cosecha

Con la cosecha en puerta de la agricultura, especialistas advierten sobre la importancia de reducir la compactación del suelo para evitar pérdidas en los rindes de hasta un 50%. Investigadores y expertos de la Red de Salud de Suelos (SS) de Aapresid proponen estrategias de bajo costo y destacan la necesidad de una visión integral para preservar la estructura del suelo.
El impacto de la compactación en la productividad de agricultura
Silvia Imhoff, especialista en suelos y agricultura de la Universidad Nacional del Litoral, señala que la compactación puede reducir los rindes de los cultivos hasta en un 50%, dependiendo de factores como el tipo de suelo y el clima. Este problema se debe a la reducción de la infiltración de agua y la captación por parte de las raíces. Actualmente, la eficiencia de captación de agua en Argentina ronda el 60%, lo que indica que los cultivos aprovechan poco más de la mitad de las precipitaciones.

Cristian Álvarez, especialista del INTA General Pico, explica que la compactación también provoca pérdida de porosidad y menor disponibilidad de oxígeno para las raíces, lo que genera anoxia y afecta la productividad. Además, el tránsito excesivo de maquinaria combinado con rotaciones dominadas por cultivos de baja biomasa contribuye a la degradación del suelo, reduciendo su actividad microbiana y la presencia de carbono en la producción de agricultura.
Ensayos de largo plazo en zonas semiáridas y subhúmedas muestran que intensificar las rotaciones puede mejorar la captación de agua en un 60%, incrementando la infiltración de 40-50 mm/h a 90-95 mm/h en suelos semiáridos y de 70-80 mm/h a más de 190 mm/h en campos subhúmedos. Esto se logra mediante el uso de cultivos de servicios y una mejor nutrición, especialmente con fósforo.

Estrategias de costo cero para reducir la compactación
Una técnica clave para mitigar la compactación es el Tránsito Controlado Agrícola (TCA), ampliamente implementado en la agricultura de Australia. Imhoff señala que esta práctica puede mejorar los rindes en hasta un 25% luego de 3 a 4 años de aplicación, dependiendo del nivel de degradación inicial. Si bien su implementación ideal requiere inversión en equipos con trochas unificadas o el uso de orugas, también puede aplicarse a bajo costo con una gestión eficiente.
Los especialistas Lisandro Repetto (FCA-UNR) y Pablo Besson (AATRANCA) destacan cuatro estrategias sin costo para reducir la compactación:
- Uso del piloto automático: Implementar las mismas “líneas madre” para el guiado en todas las operaciones, aunque los anchos de trabajo no coincidan. Esto puede reducir la cantidad de huellas en un 50-60%.
- Ordenar la dupla tractor-autodescargable: Garantizar que el tractor y la tolva autodescargable transiten sólo por las huellas de la cosechadora, saliendo de ellas únicamente para descargar el grano.
- Control de neumáticos: Mantener la presión de inflado por debajo de 30 lb/pulgada y utilizar neumáticos radiales o de alta flotación para reducir la compactación.
- Ingreso con humedad óptima: Realizar las labores con una humedad del suelo cercana al 60% para minimizar el impacto de la maquinaria.

Labranza: ¿una solución viable?
La Chacra Aapresid La Paloma evaluó el impacto del uso en la agricultura ocasional de implementos como el Paratill en suelos con compactación severa. Si bien en un primer momento la infiltración mejoró, en apenas cinco meses se redujo un 34%, pasando de 195 mm/h a 129 mm/h. Además, se registró una pérdida del 55% en la cobertura del suelo.
Estos resultados refuerzan la importancia de una estrategia integral a largo plazo, que incluya el ajuste de rotaciones, la incorporación de cultivos de servicio y una nutrición equilibrada. La clave, según los especialistas, está en combinar buenas prácticas agronómicas con un manejo eficiente del tránsito de maquinaria para preservar la salud del suelo y asegurar la sustentabilidad productiva en la agricultura.