Agricultura 2025: la estrategia clave para frenar las malezas resistentes

La creciente resistencia de las malezas a los herbicidas en la agricultura representa un desafío cada vez mayor para los productores agropecuarios. Con pérdidas económicas significativas y una presión constante sobre la eficiencia de los sistemas de producción, la búsqueda de estrategias más efectivas se vuelve crucial. En este contexto y a través de una investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, el “doble golpe” se posiciona como una técnica innovadora y altamente efectiva para controlar especies difíciles y evitar la propagación de semillas que comprometan futuras campañas.
¿En qué consiste el doble golpe para la agricultura?
El “doble golpe” es un método de control basado en la aplicación secuencial de dos tratamientos complementarios. En primer lugar, se utiliza un herbicida sistémico que debilita la maleza, asegurando su absorción y traslocación en la planta. Luego, se aplica un herbicida de contacto o se implementa una alternativa mecánica para eliminar los restos sobrevivientes. Esta estrategia permite mejorar la eficiencia del control, además de retrasar la evolución de la resistencia a los herbicidas más utilizados, como el glifosato.
Beneficios clave de la técnica
La implementación del doble golpe en el manejo agronómico de la agricultura presenta múltiples ventajas:
- Reducción de semillas viables: Disminuye la cantidad de semillas en el suelo, limitando futuras infestaciones.
- Mayor control sobre malezas resistentes: Permite erradicar malezas avanzadas en su ciclo y con alta capacidad de propagación.
- Menos presión sobre herbicidas clave: Al alternar distintos modos de acción, se evita la sobreexposición de los productos más utilizados, prolongando su efectividad en el tiempo.
- Posibilidad de combinación con métodos físicos: Puede integrarse con el corte mecánico, potenciando el control de especies problemáticas.
Diversos estudios han demostrado la efectividad del doble golpe en el manejo de malezas resistentes como la rama negra (Conyza spp.) y el raigrás anual (Lolium multiflorum). En ensayos realizados durante 30 años, la combinación de glifosato con paraquat logró disminuir casi a cero la probabilidad de resistencia en lotes con alta infestación. Este enfoque no solo mejora los resultados inmediatos, sino que también contribuye a un manejo más sustentable de los recursos disponibles para la agricultura.

Claves para un doble golpe exitoso
Para garantizar el éxito de esta técnica, es fundamental seguir una serie de recomendaciones clave:
- Aplicación del herbicida sistémico: Debe asegurarse su correcta absorción y distribución dentro de la planta para debilitarla antes del segundo tratamiento.
- Intervalo adecuado entre aplicaciones: Se recomienda esperar entre 4 y 10 días antes de realizar el segundo tratamiento, dependiendo de la maleza y las condiciones ambientales.
- Evitar el estrés en las plantas: Para maximizar la efectividad del primer tratamiento, es esencial que las malezas no estén sometidas a condiciones extremas como sequía, frío o enfermedades.
- Uso estratégico: No debe convertirse en una práctica rutinaria, sino aplicarse en lotes con infestaciones severas o donde la resistencia sea un problema recurrente.

Si bien la implementación del doble golpe en la agricultura representa un costo adicional en comparación con un tratamiento único, su impacto a largo plazo puede generar ahorros significativos. Al reducir la dependencia de un solo tipo de herbicida y mantener un control más eficiente sobre las malezas resistentes, esta técnica se convierte en una inversión clave para la sustentabilidad del sistema productivo.
El avance de la resistencia en malezas es un problema en constante evolución, pero estrategias como el doble golpe ofrecen una solución viable para seguir produciendo de manera eficiente. La clave del éxito radica en la planificación y en la aplicación de conocimiento en el momento oportuno.