Acumulados de lluvias: qué se espera del clima para los próximos meses
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) anticipa un trimestre con lluvias deficitarias en la región agrícola argentina debido a la influencia de La Niña, que tiene un 71% de probabilidad de instalarse entre septiembre y noviembre de 2024. Aunque se prevé que La Niña tenga una intensidad de débil a moderada, los efectos en el clima pueden impactar significativamente en la producción agrícola.
Escenario de lluvias para el próximo trimestre
El fenómeno de La Niña, conocido por reducir las precipitaciones en la región, anticipa lluvias de entre el 45 y 50% del promedio histórico en gran parte de la región agrícola. Las provincias más afectadas incluyen Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, y el norte y este de Buenos Aires. En términos de acumulados, se espera que estos valores sean normales o incluso deficitarios, lo que significa que los productores deberán afrontar una mayor frecuencia de días secos y periodos de sequía prolongada.
A pesar de que algunas lluvias recientes han sido favorables para la siembra, el INTA advierte que estos eventos pueden ser insuficientes para compensar el déficit que se espera para los próximos meses.
Impacto de las temperaturas cálidas
Además de las lluvias reducidas, las temperaturas promedio durante el trimestre septiembre-noviembre se esperan normales o más cálidas de lo habitual. Según Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA, las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos tienen las mayores probabilidades de experimentar temperaturas por encima del promedio histórico.
Esta combinación de déficit hídrico y temperaturas cálidas genera una presión adicional sobre los cultivos. Las condiciones de alta evaporación y baja humedad en el suelo aumentan la demanda de agua de las plantas, lo que puede reducir los rendimientos agrícolas.
Decisiones de manejo y estrategias de adaptación
Natalia Gattinoni, especialista del Instituto de Clima y Agua, subraya la importancia de que los productores consideren este pronóstico en sus decisiones de siembra y manejo de cultivos. Los agricultores de provincias del norte, que ya enfrentan condiciones desafiantes, deben prever estrategias de riego eficiente y considerar la elección de variedades más tolerantes al estrés hídrico. Además, el aumento de temperaturas requiere un monitoreo cuidadoso para mitigar posibles daños en las fases críticas del crecimiento de los cultivos.
Gattinoni también destaca que la aparición de la chicharrita (Delphacodes kuscheli) y su papel en la transmisión de enfermedades como el “Mal de Río Cuarto” ha llevado a muchos productores a evaluar cambios en sus prácticas agrícolas. La gestión de plagas y enfermedades adquiere especial relevancia en un escenario de lluvias reducidas, ya que el estrés hídrico puede debilitar a las plantas y hacerlas más vulnerables.
Implicaciones para la producción
La combinación de un trimestre seco y temperaturas cálidas genera incertidumbre sobre los rendimientos en los cultivos de soja, maíz y otros granos clave. Dado que el sector agrícola argentino enfrenta ya desafíos financieros y altos costos de producción, la falta de condiciones climáticas favorables representa un riesgo importante para la campaña 2024/25.
La gestión eficiente del agua y la anticipación de estrategias para mitigar el estrés térmico y la baja humedad serán fundamentales para enfrentar esta temporada complicada. Este escenario exige la adopción de medidas proactivas que protejan el rendimiento y la sostenibilidad de la producción agrícola en la región.