Acuerdo Mercosur – Unión Europea: el Parlamento Europeo dividido
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El proceso de ratificación del acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur enfrenta un panorama complejo en el Parlamento Europeo, donde las diferencias internas entre los distintos bloques políticos han intensificado las disputas. A pesar de contar con el respaldo de los grupos mayoritarios, la propuesta genera resistencia entre sectores ultraconservadores, liberales y ambientalistas, reflejando las tensiones entre los intereses comerciales y agrícolas dentro de la UE.
El pacto, cuya negociación concluyó en diciembre de 2024, requiere la aprobación del Consejo de la UE, el Parlamento Europeo y, en algunos casos, de los parlamentos nacionales de los Estados miembros. El eurodiputado Gabriel Mato, del Partido Popular (PP) español, destacó que el acuerdo permitirá a la UE consolidarse como un actor clave en el comercio global y abrirá nuevos mercados estratégicos para las empresas europeas. Sin embargo, reconoció que los productores agrícolas del bloque han manifestado serias preocupaciones.
Leire Pajín, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), resaltó aspectos del acuerdo relacionados con la protección ambiental, los derechos laborales y los derechos de los pueblos indígenas. Desde el bloque socialdemócrata, el alemán Bernd Lange aseguró que el Parlamento aún puede modificar ciertos puntos antes de su ratificación definitiva.
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Agricultura y geopolítica: los puntos de conflicto en el Parlamento Europeo
Uno de los principales focos de tensión radica en el impacto del acuerdo en el sector agropecuario europeo. Según fuentes parlamentarias, algunos eurodiputados consideran que el problema no es el Mercosur, sino la política agraria de la UE, que no provee herramientas suficientes para que los productores compitan con los mercados sudamericanos.
Dentro del grupo ultraconservador ECR (Conservadores y Reformistas Europeos), las posturas están divididas. Mientras que Carlo Fidanza, eurodiputado italiano alineado con la Primera Ministra Giorgia Meloni, respalda el acuerdo argumentando su valor geopolítico y de crecimiento económico, el polaco Patryk Jaki lo rechaza, denunciando que prioriza la venta de automóviles europeos en detrimento de la agricultura del bloque.
En el grupo liberal Renovar Europa también existen fracturas. Las delegaciones de Francia, Bélgica e Irlanda se oponen al acuerdo, mientras que la alemana Svenja Hahn lo defiende, argumentando que la reducción de aranceles beneficiará a las empresas y facilitará el acceso a materias primas esenciales para la transición ecológica europea.
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Fuerte oposición de cuatro bloques ante el Mercosur
Los principales detractores del acuerdo provienen de cuatro bloques parlamentarios: la ultraderecha de Patriotas por Europa, la coalición ultraconservadora Europa de Naciones Soberanas, Los Verdes/Alianza Libre Europea y La Izquierda.
Desde Patriotas por Europa, la española Mireia Borrás (Vox) advirtió que el acuerdo permitiría la importación de carne con hormonas y soja transgénica, productos que no cumplen con los estándares de la UE. En la misma línea, el francés Jean-Paul Garraud, de la Agrupación Nacional, criticó la propuesta de la Comisión Europea de establecer un fondo de compensación de 1.000 millones de euros para los agricultores afectados por el acuerdo, interpretándola como una admisión de los perjuicios que sufrirá el sector agropecuario.
Por su parte, el búlgaro Stanislav Stoyanov, del grupo Europa de Naciones Soberanas, cuestionó la viabilidad del fondo y alertó sobre la incertidumbre respecto a su financiamiento y ejecución.
Desde el bloque ecologista, la eurodiputada Ana Miranda (BNG) enfatizó que el acuerdo no contempla el impacto en sectores clave como la producción de carne y lácteos en regiones como Galicia, donde se teme un impacto negativo para los pequeños productores.
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Un camino incierto hacia la ratificación
A medida que avanza el proceso de aprobación del acuerdo, las tensiones dentro del Parlamento Europeo reflejan un choque entre los intereses comerciales y la protección del sector agropecuario europeo. Si bien el pacto cuenta con el apoyo de los partidos mayoritarios, la fuerte oposición de distintos sectores, sumada a la necesidad de ratificación por parte de algunos parlamentos nacionales, podría dificultar su implementación en el corto plazo.
Mientras tanto, los países del Mercosur observan con cautela el desarrollo de las discusiones en Bruselas, conscientes de que cualquier retraso o modificación en el acuerdo podría alterar sus expectativas de acceso privilegiado al mercado europeo.